Tener niveles elevados de transaminasas en sangre puede ser un indicativo de una enfermedad hepática. Los niveles de transaminasas se pueden medir fácilmente con un análisis de sangre rutinario ya que no generan síntomas.
Las transaminasas son enzimas que se encuentran en diferentes tejidos del cuerpo, pero se encuentran en mayores concentraciones en el hígado. Cuando el hígado está dañado o inflamado, las células hepáticas liberan estas enzimas en la sangre, lo que resulta en niveles elevados de transaminasas.
Existen dos tipos principales de transaminasas que se miden en un análisis de sangre: la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST). Los valores normales de transaminasas pueden variar ligeramente según el laboratorio, pero generalmente se considera que los niveles normales de ALT son de 7 a 56 unidades por litro (U/L) y los niveles normales de AST son de 8 a 38 U/L.
Si los resultados de un análisis de sangre muestran niveles de transaminasas elevados, es importante realizar un seguimiento con pruebas adicionales para determinar la causa subyacente. Algunas de las enfermedades hepáticas más comunes asociadas con niveles elevados de transaminasas son:
- Hepatitis viral:
- Hígado graso no alcohólico: El hígado graso no alcohólico es una acumulación de grasa en el hígado que no está relacionada con el consumo excesivo de alcohol. Esta afección puede provocar inflamación y daño hepático, lo que resulta en niveles elevados de transaminasas.
- Cirrosis: La cirrosis es una enfermedad crónica del hígado caracterizada por la formación de tejido cicatricial. Esta cicatrización puede interferir con la función normal del hígado y causar niveles elevados de transaminasas.
La hepatitis viral es una infección del hígado causada por diferentes virus, como el virus de la hepatitis A, B o C. Estos virus pueden causar inflamación y daño hepático, lo que resulta en niveles elevados de transaminasas.
Además de estas enfermedades, también puede haber otras causas menos comunes de niveles elevados de transaminasas, como el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos medicamentos, la enfermedad de Wilson (una enfermedad genética que afecta el metabolismo del cobre) y las enfermedades autoinmunes del hígado.
Es importante destacar que los niveles elevados de transaminasas no siempre indican necesariamente una enfermedad hepática grave. En algunos casos, los niveles pueden estar elevados debido a una causa temporal o benigna, como la práctica intensa de ejercicio o el uso de ciertos medicamentos. Sin embargo, siempre es recomendable consultar a un médico para una evaluación adecuada y determinar la causa subyacente de los niveles elevados de transaminasas.
¿Qué sucede cuando los niveles de transaminasas son altos?
Cuando los niveles de transaminasas en el cuerpo son altos, puede ser un indicador de que hay algún tipo de daño o enfermedad hepática. Las transaminasas son enzimas que se encuentran principalmente en el hígado, y su función es ayudar en la metabolización de proteínas. Cuando hay una lesión en el hígado, estas enzimas se liberan al torrente sanguíneo, lo que resulta en niveles elevados de transaminasas.
Una elevación moderada de transaminasas puede ser debida a muy diversas causas. Es frecuente que indique una alteración hepática leve o moderada por la ingesta de bebidas con alcohol, por un exceso de colesterol o por la presencia de diabetes. También puede ser causada por enfermedades hepáticas como la hepatitis viral, la enfermedad del hígado graso no alcohólico o la cirrosis.
Es importante tener en cuenta que los niveles de transaminasas pueden fluctuar y no siempre indican una enfermedad grave. Sin embargo, si los niveles son persistentemente altos, es necesario realizar pruebas adicionales para determinar la causa subyacente. Esto puede incluir pruebas de función hepática adicionales, pruebas de imagen como una ecografía o una biopsia hepática.
¿Cuál es el nivel de transaminasas que es preocupante?
Las transaminasas, específicamente la aspartato aminotransferasa (AST) y la alanina aminotransferasa (ALT), son enzimas que se encuentran principalmente en el hígado y están implicadas en el metabolismo de los aminoácidos. Estas enzimas pueden elevarse en presencia de daño hepático, y los niveles elevados de transaminasas en el análisis de sangre pueden indicar la presencia de enfermedad hepática.
En términos generales, cualquier tipo de lesión celular hepática puede producir valores anormales en forma de elevaciones ligeras de las aminotransferasas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los valores de transaminasas pueden variar dependiendo del laboratorio y las unidades de medida utilizadas. En general, se considera que los valores normales de AST y ALT son hasta 40 unidades internacionales por litro (UI/L) para los hombres y hasta 35 UI/L para las mujeres.
Valores de hasta 300 UI/L son inespecíficos y pueden aparecer en cualquier trastorno hepático. Sin embargo, niveles de transaminasas superiores a 300 UI/L suelen indicar una lesión hepática más severa. En casos de hepatitis aguda, como la hepatitis viral, los niveles de transaminasas pueden elevarse considerablemente, llegando incluso a valores superiores a 1000 UI/L. Es importante destacar que los valores exactos de transaminasas que se consideran preocupantes pueden variar según el contexto clínico y la evaluación de otros parámetros hepáticos.
¿Qué no se debe comer con las transaminasas altas?
Las transaminasas son enzimas que se encuentran en diferentes órganos del cuerpo, como el hígado y los músculos. Cuando los niveles de transaminasas en la sangre están elevados, puede indicar algún tipo de daño o enfermedad en el hígado. Por lo tanto, es importante seguir una dieta adecuada para ayudar a reducir los niveles de transaminasas y promover la salud hepática.
En general, se recomienda seguir una dieta baja en grasa cuando se tienen las transaminasas altas. Esto implica limitar la ingesta de carne grasa y embutidos, ya que contienen altos niveles de grasas saturadas que pueden afectar negativamente al hígado. Además, los fritos y rebozados también deben evitarse, ya que son alimentos ricos en grasas y aceites que pueden ser difíciles de digerir para el hígado.
Además de evitar los alimentos grasos, es importante reducir el consumo de alimentos azucarados y procesados. La bollería, los refrescos y los alimentos ricos en azúcares añadidos pueden sobrecargar el hígado y dificultar su función adecuada. En su lugar, se recomienda optar por alimentos frescos y naturales, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, que son ricos en nutrientes y ayudan a promover la salud hepática.
¿Cuando hay aumento de las transaminasas, cuáles son las patologías más frecuentes?
Cuando se produce un aumento de las transaminasas, las patologías más frecuentes que pueden estar relacionadas son las enfermedades hepáticas. Estas pueden incluir la hepatitis viral, la enfermedad hepática alcohólica, la esteatosis hepática no alcohólica (EHNA) y la cirrosis hepática. La hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por una infección viral, y puede ser causada por virus como el de la hepatitis A, B, C, D o E. La enfermedad hepática alcohólica se produce debido al consumo excesivo y prolongado de alcohol, lo que puede llevar a la inflamación del hígado y daño hepático. La EHNA es una acumulación de grasa en el hígado que no está relacionada con el consumo de alcohol y puede estar asociada con la obesidad, la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina. Finalmente, la cirrosis hepática es una enfermedad crónica y progresiva del hígado en la que el tejido hepático sano se reemplaza por tejido cicatricial, lo que afecta la función hepática.
Además de las enfermedades hepáticas, el aumento de las transaminasas también puede estar asociado con otras enfermedades autoinmunes. Estas incluyen la tiroiditis, una inflamación de la glándula tiroides que puede afectar la función hormonal, la diabetes mellitus, una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo regula el azúcar en la sangre, la anemia hemolítica, una enfermedad en la que los glóbulos rojos se destruyen más rápidamente de lo normal, la enfermedad celíaca, una intolerancia al gluten que afecta el intestino delgado, y la colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria crónica del colon. En todos estos casos, el aumento de las transaminasas puede ser un indicador de la actividad de la enfermedad y la inflamación en el hígado. Es importante realizar una evaluación médica exhaustiva para determinar la causa del aumento de las transaminasas y establecer un tratamiento adecuado.
¿Qué puede causar un aumento de las transaminasas?
Las transaminasas son enzimas que se encuentran principalmente en el hígado y los músculos. Un aumento de las transaminasas en el torrente sanguíneo puede indicar daño hepático o muscular. Hay varias causas que pueden llevar a este aumento, entre las más comunes se encuentran:
- Hepatitis viral: La hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por virus. Los virus de la hepatitis A, B y C son las causas más comunes de hepatitis viral. Esta condición puede provocar un aumento significativo de las transaminasas.
- Consumo excesivo de alcohol: El consumo excesivo y crónico de alcohol puede dañar el hígado y provocar un aumento de las transaminasas. La enfermedad hepática alcohólica es una de las principales causas de daño hepático crónico.
- Hígado graso no alcohólico: El hígado graso no alcohólico es una acumulación de grasa en el hígado que no está relacionada con el consumo de alcohol. Esta condición puede provocar inflamación hepática y un aumento de las transaminasas.
- Medicamentos: Algunos medicamentos, como los analgésicos y los medicamentos para reducir el colesterol, pueden causar daño hepático y aumentar las transaminasas.
Es importante destacar que un aumento de las transaminasas no siempre indica una enfermedad grave, pero es necesario hacer un seguimiento médico para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado. También es importante tener en cuenta que estas son solo algunas de las posibles causas de un aumento de las transaminasas y que cada caso debe ser evaluado individualmente por un médico.